¡Entre juicios!!
- M. I
- 5 nov
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Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. 1 Corintios 4.3-5
Cada cristiano se expondrá a cuatro juicios, donde nuestra vida y carácter serán llamados a cuenta:
Primero. El juicio humano. (4.3)
Nuestra conducta es objeto de estrecho escrutinio por muchos ojos, y algunos de los cuales ni siquiera conocemos, pero están fijos a cada acto y palabra nuestra: estos ojos pueden ser los de nuestros vecinos, o compañeros de trabajo. Ellos ven nuestro comportamiento, y juzgan conforme a lo que decimos ser. En parte, lo hacen con el objetivo de excusarse a sí mismos por su proceder.
Segundo. El juicio de nuestros hermanos. (4.3)
Ser de mal testimonio, ser demasiado celosos, demasiados activos, demasiado escrupulosos, nos expondrá en algunas comunidades cristianas a mucha crítica adversa.
El tercer juicio es el de nuestra conciencia. (4.3-4a)
Todos debemos estar incitados constantemente a autoevaluar nuestros pensamientos, y acciones para emitir veredictos sinceros acerca de nosotros mismos a la luz de la palabra de Dios.
El cuarto juicio es del Señor. (4.4b-5)
Cuando el Señor venga, traerá a luz las cosas escondidas y hará manifiestos los propósitos de los corazones, para que de acuerdo a lo que hicimos recibamos galardones.
En definitiva, este es el verdadero juicio que debemos tener en cuenta para ajustar nuestras acciones y conducta. Tener en cuenta este juicio afectara nuestra manera de vivir, por tanto, los otros tres no tienen razón de ser. Los otros pueden ser establecidos por impresiones, perspectivas, criterios, deducciones, e interpretaciones personales. Pero aquel que juzga justamente, es aquel que va a sacar la verdad de nuestros corazones, y después de acuerdo a los criterios divinos, recibiremos alabanza de Dios.
Ahora, Gloria a Cristo que no seremos juzgados en un juicio condenatorio, sino para recibir galardones, y alabanza de Dios. Mateo 25.23 Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor.
¡Dios los bendiga!





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